El intendente de La Plata avanza con los procesos administrativos para desemembrar la polémica plantilla de municipales que heredó de Julio Garro en la comuna. La mitad de los nombrados no asiste a trabajar.
El intendente de La Plata, Julio Alak, activó en las últimas horas un conjunto de medidas administrativas tras detectar insólitas irregularidades en la contratación de empleados municipales, heredadas del gobierno anterior que lideró el macrista Julio Garro.
Los procesos administrativos en los que avanzará el municipio responden a la auditoría general ordenada por Alak tras asumir el cargo. El nuevo jefe comunal se encontró con una verdadera bomba a desactivar: de los 12.573 agentes municipales inscriptos, 7.040 no concurren a trabajar desde hace meses.
Como había anticipado Mundo Gremial, Garro triplicó la cantidad de empleados en la Comuna y serían unas 5.000 las desvinculaciones. Para 2007, cuando terminó la cuarta gestión de Alak, en la ciudad vivían alrededor de 600 mil habitantes y la administración municipal tenía 3.800 empleados. Desde entonces la plantilla de trabajadores aumentó más de un 300%, aunque la población solo creció un 20% en ese mismo periodo.
En comparación con La Matanza, el distrito más populoso de la provincia, La Plata supera la cantidad de municipales por habitantes. El municipio que encabeza Fernando Espinosa supera el 1.800.000 de habitantes y tiene poco más de 7.400 municipales.
Las insólitas irregularidades detectadas en La Plata
La auditoría impulsada por Alak detectó miles de irregularidades con personas que percibían salarios sin asistir a trabajar hasta fallecidos y privados de su libertad que figuraban como empleados municipales.
En el listado de personal irregular, se encontraron casos de personas acusadas de homicidio o prostitución de menores y cerca de un centenar de agentes municipales con condenas penales como portación de armas de guerra o abuso sexual.
Un dato llamativo fue la aparición de más de 200 personas domiciliadas en otras ciudades como Bahía Blanca, Rawson y hasta Bariloche que figuraban como empleados, más el pago regular de salarios a exfuncionarios aun con sus respectivos decretos de cese en vigencia.
La gestión de Alak abrió puertas a un escándalo mayúsculo que involucra al exintendente Garro y generará el registro más grande de despidos en un municipio en la historia de la provincia de Buenos Aires.