La tensión por la actualización salarial comenzó en abril y aunque esperaban resolverla en el Concejo Deliberante, JxC cambió de plan a último momento.

Tras meses de reclamos y reuniones fallidas, los trabajadores municipales de Pinamar expresaron su enojo con una enorme movilización que incluyó batucada, quema de cubiertas y susto para los funcionarios que les niegan las respuestas.

El conflicto laboral que el municipio arrastra hace ya siete meses y comenzó a estallar ayer, luego de otra promesa incumplida. El intendente saliente y diputado nacional electo, Martín Yeza (JxC), firmó un nuevo convenio colectivo en abril pero desde entonces demora su entrada en vigencia.

El lunes por la tarde, en la sesión del Concejo Deliberante a la que los representantes de los trabajadores habían sido especialmente convocados, estaba prevista la aprobación del pago de los retroactivos acumulados desde la firma del convenio colectivo. Sin embargo, el ejecutivo cambió de idea y, a último momento, ordenó a sus concejales votar en contra.

La sesión del lunes era largamente esperada por los trabajadores municipales que se habían movilizado hasta las inmediaciones del recinto, a la espera de que finalmente se hicieran efectivos los pagos adeudados por el municipio.

Pero el director de Personal, Leandro Alonso, y el coordinador de Recursos Humanos, Carlos Pourtale, transmitieron a los concejales oficialistas una contraorden, que prolonga y recrudece el conflicto. Ambos funcionarios debieron retirarse a toda velocidad, para evitar la furia de los trabajadores.

Enrique Giménez, secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales de Pinamar, adherido a la Federación de Sindicatos Municipales Bonaerenses (FESIMUBO), en diálogo con Buenos Aires/12, sostuvo que «a raíz del conflicto, empezaron a descontar de manera ilegal las horas de paro y parte del reclamo es que se nos reintegre lo que corresponde. Y no hay reunión paritaria desde agosto, no volvieron a convocarnos. Hoy estamos 25 puntos debajo de la inflación».

A la vez, explica que “nuestra situación es de total incertidumbre. Yeza se va y lo que pase con nosotros le importa poco. Nosotros arrastramos meses de conflicto y ni siquiera sabemos a quién tendremos que seguir reclamando, porque todavía no hay un intendente electo”. Y concluyó que “el intendente tiene que dejar de gobernar a través de las redes sociales y bajar a la realidad”.

Motivaciones políticas
Hasta las PASO de agosto, la relación entre la gestión Yeza y los trabajadores, que nunca fue buena, tenía los niveles de tensión habituales. Había incumplimientos por parte del ejecutivo, pero también canales de diálogo abiertos para solucionarlos. Pero, a mediados de agosto, todo cambió.

La tesis de los municipales es que, por el crecimiento electoral de La Libertad Avanza a nivel local, se sintieron empujados a endurecer sus posiciones para “sobreactuar derecha”, ya que el panorama de cara a octubre se veía complicado, como efectivamente ocurrió. Ante esa situación, los trabajadores comenzaron con un quite de colaboración rotativo de dos horas diarias, que se extendió con el transcurso de las semanas y la falta de respuestas.

Uno de los puntos críticos del conflicto fue el fin de semana largo de octubre, tradicionalmente uno de los más importantes para el turismo, porque los turistas visitan el distrito para cerrar los alquileres de la temporada de verano. Ante la intransigencia del gobierno local, las medidas de fuerza recrudecieron y los municipales pinamarenses, en esa ocasión, recibieron el apoyo de las seccionales vecinas, como Villa Gesell, Mar Chiquita y el Partido de la Costa, entre otras.

La estrategia de dilaciones del municipio que encabeza el ritondista Yeza motivó una denuncia de los trabajadores ante el ministerio de Trabajo provincial, encabezado por Walter Correa. El municipio, en su carácter de demandado, optó primero por no acudir a las audiencias y luego por enviar a un funcionario de menor jerarquía, hasta que fue intimado a comparecer.

El conflicto empeoró a partir de la madrugada de las elecciones, el domingo 22. Pinamar es uno de los distritos cuyo conteo provisorio, de tan ajustado, no arrojó un ganador claro. El resultado es la virtual parálisis del municipio, que espera una resolución, en un momento del año en que los trabajos de preparativos para la temporada de verano suelen ser intensos.

El conteo definitivo mostró irregularidades y motivó un planteo de los apoderados de Unión por la Patria, cuyo candidato es el titular de la ANSES local, Gregorio Estanga, para abrir al menos diez urnas. El plazo para la respuesta a ese reclamo concluye este miércoles por la mañana. El delfín de Yeza, Juan Ibarguren, aventaja a Estanga por apenas diez votos.

Historia
Pinamar era la franja costera del partido de General Madariaga, hasta que la dictadura cívico militar, en tiempos del general Ibérico Saint Jean como gobernador de facto, en un hecho inédito, resolvió crear un nuevo partido, lotear y otorgar la administración a la familia Shaw. Desde entonces, Pinamar es el destino doméstico preferido de la clase alta y media-alta cada verano. Allí suelen acudir tanto empresarios como dirigentes políticos.

Durante la reciente pandemia de coronavirus, el intendente decidió no restringir las obras en construcción, con lo que se hicieron importantes desarrollos inmobiliarios en la zona norte, aun sin estudios de impacto ambiental.

La fortaleza de la ecuación financiera del distrito radica en que cobra tasas todo el año, pero de marzo a diciembre sólo la cuarta parte de los contribuyentes demanda servicios. El resto son residentes a tiempo parcial, sólo en verano.

 

Fuente:https://www.pagina12.com.ar/614132-conflicto-en-la-puerta-de-la-temporada?utm_source=FB&fbclid=IwAR37CDWdMrOrsuOrzzHBjTfYtmZwIAwdqyzj1Q6HEp4aBeDvWT8HguivvZg